Cirugía estética, Toxina botulínica
April 18, 2016 | 4 minute read
La toxina botulínica se emplea en la actualidad en las clínicas de medicina estética para poner fin a las arrugas de expresión. Se administra al paciente por vía subcutánea y no necesita ningún tipo de intervención quirúrgica de cirugía especial. El objetivo principal del tratamiento es eliminar las arrugas que se forman en zonas como el entrecejo y en el resto de la cara. Trabaja además en la prevención de la formación de futuras arrugas. En la Clínica del Doctor Gómez Bravo estamos a disposición de los clientes ante cualquier duda que pueda surgir acerca de la toxina botulínica y sus aplicaciones posteriores.
Corregir las arrugas fáciles es posible gracias a la toxina botulínica tipo A, también conocida como Botox. Cada día realizamos en nuestra vida cotidiana una serie de gestos repetitivos en la cara que afectan directamente a la formación de arrugas. Nos estamos refiriendo por ejemplo a fruncir el entrecejo de forma constante o abrir y cerrar los ojos. Esta serie de actos repetitivos influyen en la formación de arrugas. Sin embargo, gracias a la toxina botulínica, se resuelven todos nuestros problemas de arrugas y signos de envejecimiento. Esta técnica no invasiva de rejuvenecimiento facial se centra principalmente en las siguientes zonas de la cara: ojos, frente, cuello, boca y contorno de los ojos. En definitiva, los músculos faciales.
Utilidades de la toxina botulínica
El botox es un relajante muscular cuya función es debilitar la musculatura de la cara para tratar las arrugas de expresión. La toxina botulínica trabaja bloqueando los impulsos nerviosos y ayuda a que la superficie de la piel se vaya alisando poco a poco. Esto se consigue restringiendo las contracturas musculares de la zona a tratar. La intervención con botox es sencilla y no necesita anestesia.
Inyección de toxina botulínica en el rostro
La operación en la que se suministra toxina botulínica al paciente se hace mediante la utilización de una aguja fina en los músculos de la cara u otras zonas a tratar como por ejemplo las patas de gallo. Estas infiltraciones se hacen con un pequeño pinchazo que introduce pequeñas dosis de botox. El profesional de la medicina estética sabe con exactitud la cantidad de toxina necesaria para la relajación muscular. Debemos tener en cuenta que el tratamiento varía en función de la zona a tratar. Si lo que queremos corregir es la frente, las inyecciones se hacen en el músculo frontal y se van introduciendo en cada lado de la arruga. La separación entre cada inyección debe ser de un centímetro.
¿Te has parado a pensar alguna vez en otras zonas del cuerpo donde tenemos arrugas? ¿Qué pasa con el cuello? En la actualidad, con la utilización constante de las nuevas tecnologías como los teléfonos móviles inteligentes, la aparición de las arrugas tecnologías o “tech neck” es una realidad. La toxina botulínica también funciona en esta parte del cuerpo. Gracias a la aplicación de cuatro o cinco inyecciones en la zona de la banda platismal, conseguimos resultados naturales.
Pero, ¿cuándo podemos apreciar los cambios de la toxina botulínica? A partir del tercer día y tiene una duración de cuatro a seis meses, ya que es necesario ir repitiendo las intervenciones. La aplicación del botox no deja ningún tipo de cicatriz ni inflamación. El paciente puede hacer una vida completamente normal tras la operación. No dudes en consultar cualquier duda a los especialistas de la Clínica Gómez Bravo. La primera consulta es gratuita y también ofrecemos un servicio de retoque o segunda revisión.